sábado, 5 de enero de 2008

Vejez


En el declive de nuestras vidas, si todo sale bien, la vejez. Las consecuencias de la vejez las observamos en achaques, enfermedades y en el orden del temperamento nacen las manías, aquellas que muchas veces nos hacen perder la paciencia y hasta llegamos a realizar algún tipo de práctica para no sacar a la luz algún grito de reproche. Porque más allá de todo, son nuestros ancianos, que pueden ser abuelos, padres y en algún momento si todo sale bien seremos nosotros. Cuan llena de virtudes esta gente de mucha edad, que todo lo perciben, que todo lo entienden, y nuestros errores muchas veces se ven en la impotencia de sus ojos tristes. Ellos saben que esta mal, los años vividos no son gratis, algo se aprende. ¿Por qué nos equivocamos en eso que ellos nos enseñaron que no es correcto?. A esta altura creemos que el mundo esta a nuestros pies, no vamos a escuchar a una de estas personas. Lo que si está bien claro, es que si algo sucede ellos están ahí, con los brazos abiertos, con los oídos listos, y con la facultad de saber callar para no lastimar, para ellos somos el tesoro más preciado.
En el homenaje, la intriga, que tiene que ver con lo inevitable. Cuántas cosas inevitables en nuestras vidas. En cada respiro esta más cerca, no se detiene, arrastrada por el tiempo, con la fuerza y la constancia del agua al erosionar una piedra, no importa que tan resistente sea esta piedra, todos sabemos que el agua a través del tiempo lleva las de ganar. Al inicio parece tan lento, pero cuando llegamos al momento todo parece tan rápido. La intriga, ¿Cómo pueden estas personas de mucha edad proceder en el final de sus tiempos?. Si todo sale bien, llegamos a la vejez, pero la vejez implica inevitablemente que nuestra vida se desvanece, que el horizonte lejano de aquel mar azul, pronto será un par de pies en una tierra desconocida.

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