miércoles, 4 de marzo de 2009

Don Francisco

Vincent van Gogh - majolica
El viento sopla frío, acorde a la época del año. Un día gris marcha a paso firme, las nubes le ganan al sol y no permiten que se escape ningún rayito calido. Los árboles con hojas secas, ya la mayoría de ellas en el suelo. A esta hora todos los chicos del pueblo en las aulas. Camperas, bufandas y otros abrigos circulando al por mayor por las calles.
Francisco, o Don Francisco como suelen llamar, camina por estas calles en este día al parecer triste. El, símbolo de la experiencia, mientras da pasos lentos disfruta de los matices, hundido en sus pensamientos, cada tanto respira hondo y saborea el clima, saborea la estación del año, muy pocos pueden apreciar como él lo que transmite la naturaleza. Se sienta en plaza, en el banco en que suele sentarse desde que se jubilo, aunque nunca a dejado de trabajar en el pequeño taller de su casa, reparando, pintando y restaurando muebles, eso lo hace feliz. Ya sentado, ve pasar algunos jóvenes, piensa si están trabajando o simplemente dando vueltas en busca de quien sabe que cosa, a esa edad él estaba trabajando intensamente. Como han cambiado los tiempos – dice en vos baja para si mismo. Deja pasar este pensamiento.
Se siente bien, contento, pero también un poco nostálgico, quien sabe porque motivo su mente le trae viejos y nuevos recuerdos de su vida, ordenados, como si fuera una película nominada al Oscar. Desde su infancia a la actualidad, diferentes momentos algunos felices y otros tristes, amigos y familias que ya no están, su esposa que falleció hace unos años y la extraña como siempre, como si todo hubiese pasado ayer. También piensa en sus nietos, Javier un pequeño de 11 años que ama los libros, Facundo que no habla de otra cosa que no sean deportes, por supuesto, el futbol es su debilidad, se le escapa una sonrisa cuando aparece en sus pensamientos la carita de Milagros, la dulzura personificada es su nieta más pequeña, su pequeña princesa. En ese momento nostálgico se siente extraño, mientras observa unos pájaros picotear unas semillas que se encuentran desparramadas por el suelo, algunas lagrimas recorren su rostro, no esta feliz, no esta triste, se puede decir que esta satisfecho, que ha vivido lo mejor posible y por sobre todo honestamente. Luego de unos instantes cierra los ojos lentamente para ya no volver.

No hay comentarios: