martes, 27 de mayo de 2008

Con sonido.

Con sonido musical se hace más liviana mi mano para tratar de escribir algo. Vuela una idea con alas de mariposa y una red la persigue para transformarla en palabras y quizás también en otros. Un remolino de desesperanza arremete contra la destreza, esparciendo convicciones. Dejando a su paso como secuela tachaduras al por mayor o en su defecto cientos de “backsapce” y “delete” invisibles. La trinchera, un escudo construido de paciencia y perseverancia, que con clavos largos, los de clavar techos, afianzarán las ilusiones en el muro de las realidades. El muro es golpeado por un impetuoso océano de letras, por el cual navegan barcos a vela en una constante búsqueda, con el éxito en el horizonte. Muchas veces ante el logro se vuelve al origen y con un grito ensordecedor se dice “tierra”. La regla, no peder de vista a los capitanes más virtuosos.

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